viernes

video del viaje

.resumen del viaje en un video de compilación de fotos.

domingo

rosario - sta.rosa

Salimos de Rosario en el auto del Nico a las 16.00 – 16.30 aprox. cargado hasta las manijas de cosas materiales, comidas y sueños. Salí manejando desde la casa de Poldi, salimos por la ruta 33 con rumbo a Santa Rosa, capital de La Pampa. La ruta estuvo algo cargada de camiones, pero no pasó nada de otro mundo. Llegamos bien entrada la noche a una recta que tenía árboles de ambos lados y esa imagen nos transportaba a otro lugar, a uno más sombrío y tenebroso.
En Santa Rosa decidimos alojarnos en un hotel, dormimos bien y a la mañana una buena ducha y un desayuno pulenta.

puerto pirámides - pla. valdez

8.00am la ruta fue nuestra y no le aflojamos hasta la bifurcación que decía ‘madryn – pirámides’ y en un acto de arrojo nos fuimos a Puerto Pirámides en la península valdez.
Llegamos a nuestro nuevo destino y buscamos el camping. Una vez dentro de las instalaciones no podíamos creer la cantidad de gente que allí estaba acampando. Tal es así que tuvimos que dar varias vueltas para encontrar un pequeño lugar entre varias carpas. Grande fue nuestra desilusión cuando la cumbia no dejaba de sonar por los parlantes del equipo que tenían nuestros vecinos.
Fue este el hecho que hizo que rápidamente nos fuéramos a la playa y descubramos la inmensidad de la misma, con el agregado de una banda de reggae local que tocaba en vivo, dándole al atardecer un toque jamaiquino y una cordial bienvenida a los viajeros rosarinos.
Al día siguiente emprendimos la retirada y las cubiertas de la express rodaron hacia los confines de la península valdez en busca de pingüinos, elefantes marinos y cualquier animal que no conozcamos en persona. Los caminos de ripio nos llevaron a Punta Alta, un viejo asentamiento del ejército ahora convertido en hotel a precio dólar, olvídalo. Tomamos rumbo norte hacia la ‘caleta valdez’ y allí tras una caminata comimos frente al mar observando pingüinos y elefantes. Al término del almuerzo apuntamos la brújula hacia puerto madryn, para dejar atrás un lugar único y también nuestra primera experiencia en el ripio.

puerto madryn

La ciudad de madryn se emplaza sobre el mar argentino y se llega a ella luego de una bajada, hecho que permite apreciar en su máximo esplendor ni bien uno se acerca a ella. Nos dirigimos al centro de información turística y nos indicaron como llegar al camping del ACA.
Este camping era diferente al de pirámides, ya que contaba con parcelas cada una delimitadas y con energía eléctrica, lo que nos permitió poner nuestras cosas electrónicas a cargar, prender la portátil y el caloventor. A la mañana nos despertamos con lluvia y nos dimos cuenta que las cervezas del día anterior nos habían pegado, fuimos al centro a comer algo, caminamos un poco y cuando salió el sol nos tiramos en la playa a descansar un rato mirando el infinito del océano. Esa noche cocinamos por primera vez con el calentador ya que lo llevamos a destapar y luego de unas deliciosas salchichas con puré nos fuimos a dormir, pues al día siguiente el tramo era largo.
A las 8 estábamos dejando el camping con rumbo sur.
Agarramos la ruta nacional 3 para atravesar las provincias de Chubut y Santa Cruz.

río gallegos

Arribamos a Río Gallegos, la capital provincial, la tierra K, tras 13 horas de viaje.
Una vez allí intentamos buscar alojamiento, pero tras muchas negativas decidimos dormir en el ACA. Como estábamos ahorrando en alojamiento nos comimos una pizza y luego entramos al casino a probar suerte. Por desgracia el nombre del mismo era ‘don barredora’ y nos peló sin preguntarnos por que.
La claridad, el ruido de motores al pasar y Poldi me despertaron cerca de las 7am y emprendimos la retirada hacia el sur del sur.

ushuaia

Abandonamos la República Argentina y tras dos fronteras entramos a Chile. Ya al entrar no nos gustó que nos reciban con un gran cartel que rezaba ‘la aftosa está al límite’ y una oveja con cara de enojada hacía alusión a que nosotros somos los culpables de dicha enfermedad.
Lo único bueno fue cruzar el Estrecho de Magallanes y darse cuenta que grande y que espíritu aventurero tenían esos saqueadores que eran los ‘descubridores’. Luego al descender del ferry o balsa seguimos con la brújula clavada al sur hacia Ushuaia, pero nos encontramos con un muy feo camino de ripio, maltratado y dejado de lado, esto combinado con el plus de estar en tierra chilena hacía un cóctel explosivo.
Tras otras dos fronteras volvimos a ingresar a nuestra tierra y lo mejor fue que el pavimento nos abrazó para darnos la bienvenida, parecía un reencuentro emocionante, la express nos lo agradeció.
Una vez en la parte argentina de la isla de Tierra del Fuego unos cientos de km nos separaban de la ciudad más austral del mundo.
La entrada a Ushuaia es como muchas ciudades del sur, se accede a ella tras subir a un cerro, entonces la hermosa bahía del fin del mundo te regala una vista incomparable.
Fuimos directo a ‘informaciónes’ y nos dijeron que solo había lugar en un hostel, hacia allí fuimos y no nos atendieron. Dimos unas vueltas más recibiendo rechazos de los demás hostels y volvimos al primero, donde nos dieron dos camas. El lugar era muy acogedor, con gente de varios lugares del mundo, como Israel, o ‘habibi’ (de aquí en adelante) o dos españolas simpáticas, pasando por un porteño re-cordero y un docente especializado en aborígenes. Tras unos Cappeletinis y charlas con la gente nos fuimos a dormir viendo el resplandor del sol escondiéndose a la 1am.
A la mañana siguiente fuimos a ver el penal de Ushuaia, a lo cual se nos sumaron en el recorrido las gallegas del hostel. A la tarde subimos al glaciar Martial y estuvimos sobre nieve, luego recorrimos la ciudad a pie y en auto. Esa noche nos fuimos con Bernardo, un empleado rural bonaerense, a tomar unas cervezas a un pub irlandés.

PN tierra del fuego

El próximo destino fue aún más al sur hacia el PN ‘tierra del fuego’. Almorzamos en la bahía ensenada, frente a la isla redonda, un lugar hermoso, con sol y mucha tranquilidad; dejamos la express allí e iniciamos una caminata de tres horas donde pasamos por lugares maravillosos, bosques, ríos, cascadas, todo como sacado de ficción.
Luego fuimos a la Bahía La Pataia, definitivamente la parte más al sur de las que jamás hayamos viajado. Es un lugar absorbente que el tiempo se detiene para que uno observe y se sienta parte de un lugar estupendo.
Como ya caía la tarde nos dirigimos al camping libre, esto es sin servicios, del río ovando. Tuvimos la suerte de encontrar un lugar junto al río con un espacio para la parrilla y eso era justo lo que buscábamos. Esa noche Poldi hizo un asado que será recordado por largo tiempo, con achuras y provoleta, un manjar austral.
Al día siguiente, y todavía relamiendo las carnes de la noche, nos dirigimos hacia el sendero que lleva hasta el ‘hito XXIV’. Esto es el límite entre Chile y Argentina y se accede tras 2 horas de caminata. Una vez allí intentamos correrlo un poco para hacer justicia, pero no se movió mucho. Ese sendero bordea el lago roca y también tiene bosques, rocas y arroyos increíbles.
Esa noche estábamos agotados y decidimos dormir en un camping organizado con duchas calientes, lo necesitábamos ya que al otro día nos esperaba un largo tramo.

A la mañana salimos a las 5am rumbo a El Calafate, dejando atrás un lugar imperdible, único y bien argentino.
La ruta ya la conocíamos y el hecho de salir temprano nos dio la ventaja de poder circular por el pavimento que están construyendo y no ser desviados por los trabajadores, luego del ripio chileno y una carrera por lugares en la aduana, vino una corrida para los lugares del ferry, entramos con una espera de 15’. El estrecho estaba totalmente movido con olas de más de 2 metros que movían la embarcación de aquí hacia allá, lo cual nos llevó a pensar dos cosas: los camiones allí arriba no se caerán?? y, qué huevos tenía Magallanes para cruzar el estrecho con los barquitos que tenía!! Una vez fuera del barco chilote apuramos el andar para no perder lugares de aduana y salir lo más rápido del suelo enemigo.
Argentina nos recibió con menos viento que en Chile y encaramos hacia el oeste con destino a El Calafate.

el calafate - PN los glaciares

Llegamos a nuestro nuevo paraje a la tarde y nos dimos cuenta de lo agotados que estábamos tras 12 horas de manejar. Buscamos alojamiento y encontramos dos camas en habitaciones separadas en un hostel. El lugar estaba lleno y tanta gente era demasiada diversidad y no entablamos conversaciones más que con alguno que pasaba o similar.
A la mañana bien temprano salimos hacia una excursión por los glaciares Upsala, Onelli y Spegazzini, a bordo de un catamarán. El primero que vimos fue el Spegazzini, con paredes de más de 100 metros, imponente nos regaló un desprendimiento magnífico. La siguiente parada fue en bahía Onelli, donde descendimos y caminamos hacia un lugar donde comimos con vista al glaciar y pudimos meter los pies en el agua entre trozos de hielos que se desprenden y navegan libremente. La última parada fue el glaciar más grande de la zona, el Upsala, que al acercarse se puede ver todo el glaciar como baja hacia el lago, con su pared enorme que se agranda cada vez más al acercarse al mismo.
Una vez en tierra decidimos dormir en un camping, pero nos dimos cuenta de que era lejos y nos convenía dormir en la ciudad.
Fue duro encontrar algo y lo único que encontramos fue el camping de los obreros de vialidad, bastante malo y chico, pero sirvió para descansar y cargar pilas, ya que al día siguiente nos esperaba el perito.

glaciar perito moreno

Guau! Es lo único que se le viene a uno a la mente cuando se acerca al Glaciar Perito Moreno. Se pueden escribir miles de palabras para describirlo, pero no alcanza. Hay que estar allí para percibir con todos los sentidos la energía que emana semejante masa de hielo. Su color duele a los ojos desnudos, su inmensidad deja duro el cuello que no deja de girar para verlo todo, su sonido despierta al oído dormido cuando algún hielo se desprende y cae al agua, su olor a limpio, a naturaleza nos deja darnos cuenta de lo contaminado que vivimos en las ciudades. El Perito Moreno es único y es una obligación conocerlo.
Tras recorrer sus diferentes pasarelas y un ligero almuerzo emprendimos la retirada (a desgano y con tristeza) ya que nos esperaba un difícil camino hacia El Chalten.

el chalten

Este primer tramo de la ruta 40 fue amistoso y rápido, y llegamos a la capital nacional del treking para acampar en el camping agreste ‘confluencia’. Lo característico de esta comuna son los senderos para caminar y que podés tomar agua de cualquier río, arroyo o lago porque el agua es potable y no está contaminada; es por eso que te piden que no laves cosas en los ríos y que las necesidades las hagas a más de 100 pasos de los cursos de agua y lo entierres, tal como hacen los gatos.
Al día siguiente nos despertamos, compramos medialunas para desayunar, cargamos el almuerzo en la mochila y partimos hacia ‘laguna de los tres’, un sendero que estipulaba 4 horas de caminata, pero lo hicimos en tres. Pero allí el problema fue el clima, la última trepada la hicimos contra vientos muy fuertes y lluvia que pegaba en la cara y dolía. Pero todo ese sufrimiento tuvo recompensa, el lugar era soñado, el gris del cielo contrastaba con el verde de la laguna, el blanco de la nieve y el marrón de las rocas; al fondo el glaciar y los picos lejanos. Solo faltó que el ‘fritz roy’ se asome, pero eso no restó mérito a la belleza innata de ese maravilloso lugar.
La vuelta fue más tranqui, con almuerzo y secada en un refugio de montaña y vuelta tras los pasos entre bosques en los cuales se pudo haber inspirado Tolkien para su ‘señor de los anillos’; praderas verdes, laderas amarillas y ríos azules y naranjas. Para terminar de secarnos y darnos un baño caliente buscamos hostel y al no encontrar terminamos en un camping, el cual era familiar y con gente argentina con la cual compartimos nuestra cena.
Cuando nos fuimos a dormir miramos hacia arriba y pudimos apreciar las infinitas estrellas que nos regaló el cielo de El Chalten, una vista incomparable para despedirnos de la creciente localidad turística.
Una helada noche hizo que descansáramos mal y de forma interrumpida, pero al asomar los primeros rayos de sol arrancamos la camioneta y partimos hacia nuestro encuentro con la ruta 40.

ruta 40

Iniciamos nuestro largo recorrido de más de 600km por el ripio más famoso de la argentina y no dejó de sorprendernos en ningún momento. Uno pasa por una gama de emociones tan variadas como los colores que tienen las montañas o las mesetas y praderas. El paisaje sorprende al viajero con el lago cardiel apareciendo de sorpresa y su verde color queda por siempre en las retinas, y casi sin avisar se esconde tras las colinas para quedar en la memoria. La sensación de total soledad es cortada cuando algunos guanacos se cruzan por el camino y curiosos ellos miran pasar a los vehículos para luego volver a correr; otra constante son las ovejas al costado del camino y cuando uno ya las asocia como paisaje aparece un carnero trepando una cuesta muy inclinada para quedar estático, desafiando al viajero y reclamando como propio ese territorio.
Siguiendo con la fauna de la 40, si uno tiene suerte podrá cruzar, como lo hicimos nosotros, a una familia de ñandúes y podrá apreciar como los más pequeños no le pierden pisada a su madre mientras huyen de los autos. También genera una sensación de soledad ver a un ave de rapiña comiendo un animal muerto en el medio del camino y soltar la presa solo cuando el auto está a escasos metros. Vimos también liebres y conejos suicidas que cruzaban a toda velocidad delante de la camioneta, jugando por su vida y viendo quién era el más valiente de la manada, pero ese premio se lo llevó ampliamente el ‘ovino kamikaze’ quién comenzó a correr paralelo a la camioneta y de repente cruzó… por suerte veníamos despacio y la oveja apenas si besó el fierro de la defensa, para quedar sentada en la ruta y ser observada atónitamente por su compañera.
Nos desviamos unos km para conocer un lugar único ‘la cueva de las manos’, ubicada en el cañón del río pintura. Allí uno puede apreciar pinturas rupestres hechas hace más de 8.000 años por los tehuelches, donde dejaron plasmadas sus manos y diferentes escenas de caza a los guanacos, aunque lo que más nos llamó la atención fueron los ‘enigmas’, pinturas que nunca han sido interpretadas.
Al caer la noche estábamos arribando a ‘los antiguos’, pisando pavimento nuevamente. ‘los antiguos’ es una localidad muy chica, sin mucho atractivo, pero está sobre el lago ‘buenos aires’ que es inmenso, rodeados de grandes montañas y la vista se pierde y confunde con el horizonte. El otro hecho curioso es un cartel en la avenida principal que dice “municipality” e indica que allí se encuentra el palacio municipal.
Una cabaña muy austera y llena de moscas nos dio una noche de descanso y nos permitió prepararnos para otro tramo de ripio al día siguiente.
Lo que parecía una cordial despedida del ripio de la 40 fue lo más duro. Esos 120km se hicieron interminables y los hicimos en casi 3 horas. Llegamos a ‘río mayo’ y volvimos al pavimento para dejar atrás un camino con una belleza increíble, con sorpresas en cada curva, con vistas y colores inimaginables, con paisajes sacados de otros lugares, solo existe una palabra para definir la 40 y es… mágica.

esquel - PN los alerces

En la localidad de esquel nos alojamos en el ‘hogar del mochilero’, en una pieza donde había cuchetas triples y nuestras camas eran las del piso superior, lo cual se dificultó mucho al volver a las 4.30am tocados por algunas cervezas y tentados de risa por las acrobacias que debíamos hacer para irnos a dormir; esa noche más que nunca fuimos “mochilangas”. A la mañana siguiente decidimos ir al PN ‘los alerces’; primero entramos por la entrada sur y visitamos el embalse Gral. San Martín, lugar que está el complejo hidroeléctrico de ‘futaleufú’. Allí pudimos ver como las compuertas estaban abiertas y largaban un chorro gigante de agua, pegaba en las rocas y luego se dirigía con todas sus fuerzas hacia el río, pero el spray que allí se producía, sirvió para lavar la express y poderle aflojar un poco la mugre que llevaba tras muchos km de viaje. Comimos frente a los rápidos que formaba la gran corriente del río desaguadero y luego nos dirigimos a la entrada central del parque, la más atractiva, con el lago ‘futalaufquen’ como actor principal y el ‘verde’ y el ‘rivadavia’ como secundarios. Buscamos un lugar en alguno de los campings libres y la gran cantidad de gente hizo que viajáramos más al norte, siempre dentro del PN, y casi de casualidad encontramos un excelente lugar en la orilla del lago, en el camping ‘quebrada del león’. La noche comenzó a caer y el crepitar de las brasas nos avisaba que el asado que estaba por venir era un gran manjar, Poldi no defraudó y fue una comida digna del lugar.
A la mañana tranquilos seguimos subiendo dentro del PN y seguimos regalándonos paisajes y lugares únicos.

el bolson - PN lago puelo

A la tarde llegamos a El Bolsón y nos sorprendió la cantidad de mochileros que había en la plaza o parque de la ciudad. En esta ciudad para algunas cosas es como que el tiempo se detuvo en los 60’, es la ciudad hippie por excelencia y muchos jóvenes la eligen por ese motivo para sus vacaciones. Como no teníamos ganas de buscar alojamiento nos dirigimos hacia el PN ‘lago puelo’ y una vez allí entramos a uno de los dos camping organizados que están dentro del PN.
Estaba lleno de mochileros hippies. Todo era como una gran comunidad, fogones prendidos, música diferente sonaba en cada una de las tantas guitarras que tenían nuestros vecinos, gente caminaba y sin conocerse se saludaban y entablaban rápidamente conversaciones; y todo eso se potenció al caer la noche, fue como si la oscuridad cubriera todo con un gran manto de impunidad mezclado con amistad y buena onda. La gente invitaba a uno a los fogones al grito de “…sabes cantar algo? Venite!...” y uno se podía sumar a la ronda, aportando alguna cerveza o solo su voz y buena onda. Nosotros nos tomamos una cerveza en la proveeduría escuchando un grupo local, compartimos otra con un grupo de por ahí y nos fuimos a dormir escuchando canciones a nuestros costados. La mañana fue diferente, todos dormían y los envases de cerveza, botellas de vino y paquetes de cigarrillos yacían junto a las cenizas de los tantos troncos que habían ardido durante la noche, nosotros arrancamos la camioneta y nos fuimos a caminar por un sendero que llevaba al ‘cajón del río azul’. Llegamos al mismo tras tres duras horas de caminar por senderos angostos, pasarelas sobre los ríos y bosques muy tupidos. El famoso accidente geológico son dos rocas que no se tocan y están a unos 35 metros del río, el cual se ve desde un precario puente de troncos, algo muy lindo y curioso. Luego de estar allí charlando con unos muchachos que hacían descensos en rapel, nos fuimos a tirar al río desde una roca y a comer sobre una piedra que nos permitió dormir una pequeña siesta al sol.
La vuelta hacia la camioneta fue dura y cansadora, encima nos quedaban 122km hacia Bariloche, ciudad que llegamos de noche y fuimos directo a la casa de Walter.


bariloche

La primera noche en Bariloche salimos a comer unas pizzas y tal cual habíamos arreglado la noche anterior, allí se nos sumaron Ele y Mariano, quienes venían proveniente de Las Grutas y decidieron cruzar la patagonia para ir a tomar unas cervezas con nosotros.
Al día siguiente fuimos a caminar un rato por el centro y fuimos a comer unos sándwiches frente al Nahuel Huapi y cerca del Llao-Llao, seguimos recorriendo en una especie de city tour y nos separamos; Poldi y yo nos fuimos a comer a la casa de Walter y los chicos a su hostel, quedamos en encontrarnos en una noche de boliche.
Al día siguiente Mariano se fue a Esquel y los que quedamos nos fuimos al ‘cerro tronador’. Tras un sinuoso camino de ripio llegamos a la base y descubrimos su imponente masa de piedra, una belleza que lleva los ojos por toda su estructura para terminar admirando su nieve y hielos en la cumbre. Subimos hasta lo permitido y pudimos estar bien cerca de una gran cascada llamada ‘garganta del diablo’ donde comimos hasta que tuvimos que volver por orden del guardia parque, ya que estábamos ubicados donde no estaba permitido. Nos quedamos sentados bien tranquilos hasta escuchar al cerro tronar y por suerte solo tuvimos que estar callados unos 5 minutos, ya que nos regaló un estruendo que sacó aplausos en la platea.
Regresamos a la casa de Walter para comer un nuevo asado, otro manjar cuya autoría se divide entre Poldi y Ele, quién esa noche durmió con nosotros.
Al día siguiente a la tarde, luego de un día de playa, los chicos se separaron de nosotros para volver a Rosario y nosotros nos fuimos con Walter a un pub irlandés a cenar y tomar algo para despedirnos de la ciudad de los estudiantes.

san martín de los andes

A la mañana siguiente partimos rumbo a San Martín de los Andes por el ‘camino de los 7 lagos’. Esta ruta tiene una parte de ripio y luego está pavimentada, recorre unos 200km bordeando lagos hermosos, bosques y montañas. Comimos en la mitad de camino a la orilla del ‘lago espejo’ y seguimos rumbo al lago lacar, final de los 7 que uno recorre por esa ruta.
En San Martín fuimos a un camping ubicado en la costa del ‘lacar’ y cocinamos por última vez en el viaje, comimos una sopa y los últimos fideos que nos quedaban de la compra inicial, nos bañamos y nos fuimos a ver como era la noche en la ciudad. Tomamos unas cervezas en un bar y luego nos jugamos unas fichas al ‘black jack’ en el casino local, no ganamos, pero nos divertimos cerca de 40’ variando las financias y apostando de a $5, cuando un muchacho a mi lado se jugaba $300 por mano y nos aconsejaba cuando plantarnos o cuando pedir.
Al día siguiente buscamos hostel temprano y conseguimos dos camas en uno llamado ‘rukaluhe’, confirmamos la estadía y nos fuimos al ‘lago huechulafquen’, donde comimos a la orilla y con una vista increíble del volcán que le da nombre al sexto PN que visitábamos, el ‘lanín’.
Volvimos a la ciudad, recorrimos un poco, comimos una pizza y nos fuimos a dormir para tratar de descansar, al día siguiente nos tocaba lo más feo del viaje, pegar la vuelta.

la vuelta - fotos

Salimos bien temprano a las 5am y un rato después le estábamos pegando a un mal marcado desnivel en la ruta y golpeando la defensa y el “cubre carter” contra el ripio. La camioneta no sonaba bien y debíamos ir despacio hasta la ciudad de Zapala, donde un domingo a las 9am no había nadie y menos un mecánico que nos diga que tenía nuestra amiga inseparable. Al cabo de unas vueltas que nos dio un remisero (que encima era policía) y varias preguntas llegamos a lo del ‘chueco’, quien nos tranquilizó y nos dio un diagnostico alentador, en tan solo 15 minutos estábamos pagándole $20 y volviendo sobre la ruta que nos llevaba hasta Rosario. Pero esto no era tan fácil y uno piqueteros en Cutral-Co nos hicieron desviar más de 100km por una ruta en muy mal estado y eso sumo a nuestra demora, que se hizo de casi 4 horas.
Una vez superado estos inconvenientes le metimos derecho a nuestras casas, las cuales nos recibieron de brazos abiertos tras 22 horas de conducción y 1750km, para dar fin a un viaje único, mágico, irrepetible e increíble que contó con un total de 9600km, 25 días, 3 pinchaduras, 1 cambio de cubierta, 6 parques nacionales, 8 provincias, innumerables anécdotas y miles de recuerdos.






ruta 3, provincia de chubut


puerto pirámides


cocinando en el camping de puerto madryn, salchichas con puré fue el menú del chef poldi


por donde íbamos


km 2006 de la ruta 3, camino a río gallegos


lago fagnano de fondo, isla de tierra del fuego


en la nieve en enero!!


ushuaia con la express



la ciudad más austral con la luz solar a las 21.40, increíble



bahía la pataia, lo más al sur que hemos viajado




el típico cartel indicador, un clásico


bahía la pataia, con el canal de beagle de fondo


almorzando en bahía ensenada, PN tierra del fuego


empujando el hito XXIV para hacer justicia ante los chilenos


en viaje hacia el calafate, con ese orden hicimos 4 aduanas




bahía onelli, en PN los glaciares, lo de al lado son bloques de hielo


el imponente glaciar perito moreno


rumbo a el chalten, entre tanto ripio, algo de pavimento


ruta 40 a morir, nada de nada, solo piedras



cartel en los antiguos, imperdible


asado en PN los alerces, a la orilla del lago unas costillitas espectaculares


entrando a bariloche con la puesta de sol


cerro tronador, imprudentes trekinistas


orden final para retomar a rosario, muchas cosas...



único cartel de ruta 40, gracias mariano por no llevártelo



llegada a rosario