domingo

ushuaia

Abandonamos la República Argentina y tras dos fronteras entramos a Chile. Ya al entrar no nos gustó que nos reciban con un gran cartel que rezaba ‘la aftosa está al límite’ y una oveja con cara de enojada hacía alusión a que nosotros somos los culpables de dicha enfermedad.
Lo único bueno fue cruzar el Estrecho de Magallanes y darse cuenta que grande y que espíritu aventurero tenían esos saqueadores que eran los ‘descubridores’. Luego al descender del ferry o balsa seguimos con la brújula clavada al sur hacia Ushuaia, pero nos encontramos con un muy feo camino de ripio, maltratado y dejado de lado, esto combinado con el plus de estar en tierra chilena hacía un cóctel explosivo.
Tras otras dos fronteras volvimos a ingresar a nuestra tierra y lo mejor fue que el pavimento nos abrazó para darnos la bienvenida, parecía un reencuentro emocionante, la express nos lo agradeció.
Una vez en la parte argentina de la isla de Tierra del Fuego unos cientos de km nos separaban de la ciudad más austral del mundo.
La entrada a Ushuaia es como muchas ciudades del sur, se accede a ella tras subir a un cerro, entonces la hermosa bahía del fin del mundo te regala una vista incomparable.
Fuimos directo a ‘informaciónes’ y nos dijeron que solo había lugar en un hostel, hacia allí fuimos y no nos atendieron. Dimos unas vueltas más recibiendo rechazos de los demás hostels y volvimos al primero, donde nos dieron dos camas. El lugar era muy acogedor, con gente de varios lugares del mundo, como Israel, o ‘habibi’ (de aquí en adelante) o dos españolas simpáticas, pasando por un porteño re-cordero y un docente especializado en aborígenes. Tras unos Cappeletinis y charlas con la gente nos fuimos a dormir viendo el resplandor del sol escondiéndose a la 1am.
A la mañana siguiente fuimos a ver el penal de Ushuaia, a lo cual se nos sumaron en el recorrido las gallegas del hostel. A la tarde subimos al glaciar Martial y estuvimos sobre nieve, luego recorrimos la ciudad a pie y en auto. Esa noche nos fuimos con Bernardo, un empleado rural bonaerense, a tomar unas cervezas a un pub irlandés.