domingo

ruta 40

Iniciamos nuestro largo recorrido de más de 600km por el ripio más famoso de la argentina y no dejó de sorprendernos en ningún momento. Uno pasa por una gama de emociones tan variadas como los colores que tienen las montañas o las mesetas y praderas. El paisaje sorprende al viajero con el lago cardiel apareciendo de sorpresa y su verde color queda por siempre en las retinas, y casi sin avisar se esconde tras las colinas para quedar en la memoria. La sensación de total soledad es cortada cuando algunos guanacos se cruzan por el camino y curiosos ellos miran pasar a los vehículos para luego volver a correr; otra constante son las ovejas al costado del camino y cuando uno ya las asocia como paisaje aparece un carnero trepando una cuesta muy inclinada para quedar estático, desafiando al viajero y reclamando como propio ese territorio.
Siguiendo con la fauna de la 40, si uno tiene suerte podrá cruzar, como lo hicimos nosotros, a una familia de ñandúes y podrá apreciar como los más pequeños no le pierden pisada a su madre mientras huyen de los autos. También genera una sensación de soledad ver a un ave de rapiña comiendo un animal muerto en el medio del camino y soltar la presa solo cuando el auto está a escasos metros. Vimos también liebres y conejos suicidas que cruzaban a toda velocidad delante de la camioneta, jugando por su vida y viendo quién era el más valiente de la manada, pero ese premio se lo llevó ampliamente el ‘ovino kamikaze’ quién comenzó a correr paralelo a la camioneta y de repente cruzó… por suerte veníamos despacio y la oveja apenas si besó el fierro de la defensa, para quedar sentada en la ruta y ser observada atónitamente por su compañera.
Nos desviamos unos km para conocer un lugar único ‘la cueva de las manos’, ubicada en el cañón del río pintura. Allí uno puede apreciar pinturas rupestres hechas hace más de 8.000 años por los tehuelches, donde dejaron plasmadas sus manos y diferentes escenas de caza a los guanacos, aunque lo que más nos llamó la atención fueron los ‘enigmas’, pinturas que nunca han sido interpretadas.
Al caer la noche estábamos arribando a ‘los antiguos’, pisando pavimento nuevamente. ‘los antiguos’ es una localidad muy chica, sin mucho atractivo, pero está sobre el lago ‘buenos aires’ que es inmenso, rodeados de grandes montañas y la vista se pierde y confunde con el horizonte. El otro hecho curioso es un cartel en la avenida principal que dice “municipality” e indica que allí se encuentra el palacio municipal.
Una cabaña muy austera y llena de moscas nos dio una noche de descanso y nos permitió prepararnos para otro tramo de ripio al día siguiente.
Lo que parecía una cordial despedida del ripio de la 40 fue lo más duro. Esos 120km se hicieron interminables y los hicimos en casi 3 horas. Llegamos a ‘río mayo’ y volvimos al pavimento para dejar atrás un camino con una belleza increíble, con sorpresas en cada curva, con vistas y colores inimaginables, con paisajes sacados de otros lugares, solo existe una palabra para definir la 40 y es… mágica.